CABEZA DE PIEDRA
Durante la clase del 12 de abril, analizamos y estudiamos la metáfora. Al principio, me llamó muchísimo la atención ver como la metáfora forma parte de nuestra cotidianeidad como un dialecto de nuestro lenguaje. Entonces, decidí desarrollar un análisis regional, si se puede decir.
Cuando hablamos con metáforas, desde mi punto de vista, nos comunicamos mediante códigos. Códigos que no todo el mundo puede entender, porque para esto se necesitan de una serie de competencias determinadas, para entender hasta la mas tonta expresión. Pensé en el caso de Argentina, incluso me pareció bastante lúdico y divertido ver como nos desarrollamos y vivimos a través de las metáforas. Yo, por ejemplo soy de San Juan, una provincia de Argentina y dudo que la manera en la que yo utilizo y comunico mis metáforas, sea la misma que lo hace un porteño o alguien de Jujuy. No obstante, aun así, entre nosotrxs, argentinxs, existe alguna que otra competencia que nos permite entendernos. Así, entonces, cuando escuchamos metáforas de otrxs, (incluso cuando leemos el Martin Fierro), parece que estamos hablando en otro idioma, ya que las ideas con las que relacionamos lo que decimos no se asemejan.
(Metáfora muy común argentina, dependiente de una bebida también muy común en nuestro país: El mate no es micrófono) Probablemente si alguien desconoce el mate, no estará ni cerca de entender lo que signfifica.
En relación a la ilustración anterior, la metáfora me dio un impulso para comenzar a proyectar a los objetos y a las cosas en general desde otro punto de vista. A mi parecer, la idea de la metáfora sobre las cosas que nos rodean, dan cierta vitalidad y dinamismo a los simples y concretos objetos de nuestro entorno circundante. Por eso me pareció interesante, y divertido, incursionar el la idea de animar mediante metáforas a objetos inanimados.
Así también, mientras trabajaba en eso, me di cuenta de otra cosa: El poder de la metafora. Trabajando y masticando la idea de metáfora, comprendí que la esta como tal es un elemento que a su vez le da fuerza y expresión a las palabras y oraciones que solemos decir. Sin embargo, esto tiene su lado positivo, como su lado negativo.
¡Sos tan alta como una jirafa! ¡Te pareces a una ballena! ¡Sos un cabeza de piedra!
Estas tres expresiones podrían ser entendidas desde un punto de vista positivo, como también podrían ser malentendidas, atacando directamente a quien recibe dicho comentario. La metáfora es bastante peligrosa, porque juega constantemente con la subjetividad de la persona que comunica y la que recibe el mensaje. La metáfora se desenvuelve, desde mi punto de vista, en un canal comunicacional que puede desviarse involuntariamente y generar malentendidos. No obstante, dicha fuerza de las metáforas puede usarse como un arma y como una herramienta de estrategia ya sea económica, política o social. Lejos de ser un componente inocente, las metáforas son un arma de doble filo, por lo que hay que estar siempre listos y atentos para leerlas entre lineas.
Comentarios
Publicar un comentario